Con el mes de diciembre cerramos un año raro y atípico del que estamos deseando desconectar. Pronto, esta situación quedará relegada a ser el tema de los libros de historia que provoque el resuello de los jóvenes estudiantes, pero hasta entonces, nos queda sobrellevar una extraña Navidad.
Los efectos derivados de las restricciones llegan también a la cesta de la compra. Los productos habituales son, este año, un poco más económicos, o, mejor dicho, no se han encarecido tanto. La incertidumbre sobre el contexto que viviremos la semana que viene, la reducción del aforo permitido en cada casa o la situación económica que sufren muchas familias ha propiciado la prudencia en los supermercados, y con ella, la contención de los precios.
Según la OCU (Organización de Consumidores y Usuarios), los alimentos más relacionados con las fechas navideñas han incrementado su precio de media un 1%, lo que se define como “la menor subida estacional de los últimos años”. Sin embargo, no es oro todo lo que reluce, porque en este mismo informe se asegura que los supermercados y grandes superficies han aumentado sus precios de forma general durante la pandemia. En algunos casos, hasta un 3,7% más cara sale la compra hoy que en marzo.
El jamón ibérico de cebo es uno de los productos más vendidos en el mes de diciembre. ¿Alguien imagina unas Navidades sin jamón ibérico? Es de los pocos ingredientes del menú que no admite discusión y satisface a todo el mundo.